Hoy, en el desván...

... ¡ESTAMOS DE VACACIONES! Volveré por Septiembre. 3/8/10 - 19:53

jueves, 24 de junio de 2010

Sue y su pesado particular


- No me llamaste el Sábado – Henry persigue a Sue por media oficina, con actitud petulante, pero tono de súplica – Me guardé ese día para salir contigo…
- Lo siento, Henry. Tenía trabajo – la mujer se gira y le planta un beso a la boca al hombre, que sonríe satisfecho. Seguidamente ella da la vuelta y se dirige a su despacho – Y te aviso que este fin de semana estoy fuera, no cuentes conmigo – y cierra la puerta de su despacho. A Henry su sonrisa se le borra inmediatamente, dando paso a una expresión de disgusto.

En el silencio de su despacho, Sue se sienta en su sillón y se enciende un cigarrillo. Está algo cansada de Henry, por no decir harta. Henry es su pareja, o eso representa. Sue se pregunta porqué aceptó salir con él; es un pesado, un engreído y un interesado. Pero al salir con él tiene a su madre contenta, y eso es una buena razón. Al menos para Sue.
Al pensar en su compañero de trabajo, se le aparece otra cara en la mente. Sue se da un susto al verle entre sus pensamientos. ¿Qué hace él aquí? No debería. Pero su subconsciente no puede evitar preguntarse qué pasaría si él ocupara el puesto de Henry.
Algo nerviosa, Sue menea la cabeza y coge uno de los informes de la mesa. Mejor que se ponga a trabajar, tiene que solucionar un caso de divorcio.

- Vamos Sue, sólo una cena… A las doce serás a casa, como la cenicienta – Henry coge a Sue por la cintura mientras ella espera que salga su café. Sue se aguanta las ganas de meterle una bofetada al hombre más pesado que ha conocido nunca.
- No me gusta ser como la cenicienta, Henry. Y te he dicho que tengo trabajo – el hombre suelta un bufido y se aparta de ella. Parece molesto.
- Trabajo, siempre trabajo… ¡Hay más cosas en esta vida, Sue! ¡Estoy yo! Soy tu pareja, ¿sabes? Lo normal es que me quieras tanto como te quiero yo a ti – respira hondo y la mira, no sin algo de rabia en sus ojos. Le coge la cara y la besa con fuerza, con pasión – Y yo te quiero mucho, Sue – i le da un beso corto para despedirse.
Mientras lo ve alejarse, Sue no puede evitar sentirse un monstruo. Y le dan ganas de llorar.
Pero es que yo no te quiero, Henry. A ti no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario